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TRAS LA JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD, ¿QUÉ?
Numerosas personas se preguntan acerca de los frutos de la JMJ y qué repercusión ha tenido en los jóvenes, podemos escuchar ¿dónde están las vocaciones? ¿Dónde están los jóvenes en la Eucaristía? ¿Cómo viven los valores cristianos? Y habrá algunos “ciegos” que afirmen que todo sigue igual, que nada ha cambiado tras una jornada mundial de la juventud, y en cierto sentido yo diría que es verdad, pero sería hacerme como Dios y querer ver las cosas bajo mi voluntad y mi corta visión.
Tras esta jornada hay muchos Pablos que se han caído del caballo, que han sido deslumbrados por Cristo, quizá en medio de un silencio estremecedor tras una tormenta adorando al Señor, otros serán Tomáses que incluso a pesar de ser un seguidor continuo de Jesús necesitan ser insistidos una y otra vez y hasta que no meten sus dedos en la llaga no creen, quizá en una Eucaristía multitudinaria y escuchar una pieza musical como puede ser el Gloria. Habrá Pedros que irían muy convencidos y seguros en su fe, pero que oyeron por más de tres veces cantar ciertos gallos, y en un parque madrileño, en la confesión, escucharon la voz del Señor que les preguntaba si le amaban. También habrá Cireneos, que estuvieran allí por trabajo, personal sanitario, y que al atender a un peregrino descubrieran el valor del sufrimiento por Cristo.
Quien sí es seguro que estuvo fue Jesucristo, porque donde dos o más (casi dos millones) se reúnan en mi nombre, allí estaré yo. Y nadie que haya tenido la experiencia de Dios puede negar que encontrarte con Él, te cambia la vida.
A la JMJ irían jóvenes que ya tenían esa experiencia, otros que no, y algunos que ni la buscaban, pero tanto para unos como para otros, la experiencia queda, y ahora toca seguir. Y digo bien, seguir, porque antes de la JMJ ya habría jóvenes vocacionados, presentes en la eucaristía y formados en los valores humanos y cristianos, pero que han tenido la posibilidad de expresarse al mundo entero, y hacer ver a ciegos de corazón que pensaban que ya nada se puede hacer, y que nada puede cambiar. Han demostrado que todo es posible, y además han conseguido que algunos jóvenes más se unan a ellos, pues entonces debo decir que sí que tiene sentido la JMJ, que sí que vale la pena. Y que en este camino, el principio y el final es Jesucristo y todos debemos poner los medios que podamos para que unos y otros, jóvenes y no tanto, podamos llegar a Él.
Carlos Lara
 
LA TAREA COMPARTIDA ME HACE VER LA PRESENCIA DE DIOS

Una vez más nos hemos dado la oportunidad de compartir el esfuerzo y el compromiso en una celebración tan importante como la presencia de Cristo en las calles de Campo de Criptana. Es muy gratificante para mí, y supongo que para muchos y muchas voluntarios que compartimos el tiempo, el sol y la tarea, poder disfrutar colaborando con el gran grupo de PERSONAS CREYENTES que estábamos ayer en las calles de nuestro pueblo. La tarea compartida con padres e hijos, con mayores y jóvenes, con conocidos y desconocidos… me hacer ver y disfrutar la presencia de Dios en cada momento…. Y compartir con todos y cada uno el mensaje de Jesús Resucitado. Enhorabuena a Abel y Francisco, por el derroche de imaginación plasmada en una catequesis de sal… Enhorabuena a todos y cada uno de los voluntarios y voluntarias por el compromiso, el sudor y la alegría trasmitida y compartida…. Y Enhorabuena, a todo nuestro pueblo por salir a la calle, reverenciar la presencia de Dios entre nosotros y agradecer el esfuerzo de todos por pasmar, como ya lo hicieron los antiguos, el mensaje de dios en dibujos y colores… Aunque sólo fuesen de sal. Un beso sincero y un abrazo común. 

Pedro Rincón y Yolanda Fernández

"UNA PEQUEÑA LOCURA"

Un proyecto de gran envergadura en el que nos hemos emergido un centenar de jóvenes, todos unidos por una misma causa. Un proyecto en el que nos hemos comprometido para que nuestro pueblo, y sobre todo nosotros, los Jóvenes de Cristo, seamos conocidos preparando esta Jornada Mundial tan esperada. Un proyecto que ha llevado mucho trabajo, pero que realmente no nos ha costado hacer, porque nos gusta, lo vivimos y todo lo hacemos por Él.
Recuerdo la primera reunión en la que nos explicaron la manera en la que querían preparar el vídeo. La sala estaba llena de voluntarios y todos estábamos entusiasmados con la gran idea. Pero pensando las cosas fríamente, lo que querían hacer requería mucho trabajo, mucha dificultad, muchos medios, mucha gente, pero ante todo, mucha entrega y compromiso. Aunque por fuera todo era optimismo e ilusión, en mi interior albergaba un pequeño pesimismo y una frase continua rondaba por mi cabeza: “¡¡Están locos!!”
Empezamos todos a trabajar. Podías ver a voluntarios recortando letras, haciendo carteles, pintando, contactando con gente para tener más facilidades… pero todos con esa gran sonrisa en la cara, dispuestos a hacerlo sin esperar nada a cambio.
Yo he tenido la gran suerte de vivir esta experiencia desde muy cerca y mis compañeras bailarinas han sufrido conmigo las horas en la casa parroquial pensando ideas, montando coreografías… Ellas eras las que me animaban cuando yo desesperaba y no veía fruto de nuestro trabajo. Pero hemos disfrutado haciéndolo, y nos hemos sentido muy orgullosas viendo cómo este pequeño sueño se hacía realidad.

Todo estaba planeado, con horarios muy bien pensados y distribuidos para que todo pudiese ser grabado en el mismo fin de semana. Esa semana se vivió con muchos nervios al ver que el temporal no jugaba a nuestro favor. Pero al final nos dimos cuenta que Dios nos estaba dando una tregua para preparar mejor las cosas y disponer de más tiempo y tranquilidad. Al final la grabación se hizo durante dos fines de semana, pero el segundo fue el más intenso.
Realmente me impresionó el compromiso de la gente. Desde primera hora, cada voluntario tenía una gran sonrisa y una gran disposición para darlo todo en el momento de la grabación. Fueron pocos los que dijeron que no cuando pedimos su ayuda, aún no siendo voluntarios. Y estos pequeños gestos de la gente me llenaban de gran satisfacción Al ver que todo podía ser posible, que al fin estábamos llevando a cabo “esta pequeña locura”.
“Bea, ¿dónde me pongo?, ¿cómo es este paso?, ¿nos enseñas la coreografía?”, “Bea, vete para allá que necesitan tu ayuda”, ¿cómo pongo el cartel?, ¿dónde hay que ir ahora?” Toda la mañana de un sitio para otro, haciendo de todo y para todos. Lo más bonito era ver la disposición de la gente, sobre todo, de los más mayores, que no ponían ningún impedimento en ofrecerse a lo que fuera.
El culmen de esta gran experiencia llegó por la tarde. Todos los voluntarios reunidos en el cerro de la Virgen de la Paz para realizar el auténtico “Lip- Dub”. Nervios, risas, vergüenza, equivocaciones… pero allí estábamos un centenar de jóvenes dando lo mejor de nosotros. Era muy emocionante pasear por el recorrido y ver tanta gente, con banderas, globos, carteles, boas, cuadros, cariocas… y ver que todos estaban sonriendo, todos contentos, alegres, ilusionados… Aunque todavía nos quedaba la mejor parte, hacer una misma coreografía junto a los molinos, en cuyo final mostrábamos al mundo un gran cartel que decía: “Jóvenes de Cristo”. Esto es realmente lo que nos unía, y lo que nos une. Esto es realmente lo que somos y esto es realmente lo que nos movió a todos a comprometernos para hacer esta pequeña locura. La verdad es que tengo que dar gracias a todos los responsables por haberme brindado la oportunidad de vivir esta experiencia, porque la emoción que he sentido al ver a tantos jóvenes comprometidos para este vídeo y unidos por la misma causa… no tiene precio.
Muchas gracias a todos por vuestra participación y ÁNIMO para seguir preparando y preparándonos para los Días en la Diócesis y la Jornada Mundial de la Juventud.

Publicado por Beatriz García-Casarrubios
UNA FERIA "DISTINTA"
Después de la JMJ, ¿qué?, pues lo de siempre, PERSEVERANCIA. Por ello seguimos haciendo encuentros de jóvenes, oraciones, y vemos que acuden, será porque se les ofrece un agua que quita la sed. No es casualidad que a una marcha de Adviento en torno a la figura de S. Juan de  Ávila acudan más de 500 jóvenes (y no me muevo por las cifras, sino por el testimonio). Y así se podrían enumerar tantas y tantas acciones que muestran que los jóvenes se mueven, o mejor dicho, les mueve Cristo, pero ya sabemos, no hay más ciego que el que no quiere ver.

Cuando a día de hoy hablamos de Jornada Mundial de la Juventud, prácticamente todos sabemos a que nos estamos refiriendo, y también sabemos que su próxima celebración será el año que viene en Madrid.
Otra cosa que sabemos es que aquí, entre nosotros, en nuestra Diócesis de Ciudad Real, se van a celebrar los DED ó Días en las Diócesis, con la acogida de un gran número de peregrinos que vendrán desde distintas partes del mundo.
Esto como digo se conoce hoy, pero en el pasado mes de marzo, concretamente los días 14 y 15, un numeroso grupo de jóvenes de Criptana nos desplazamos a Ciudad Real para tener el primer encuentro de voluntarios para los DED y participantes en la JMJ. Entonces poco conocíamos aún, tan sólo habíamos oído hablar de ello en una primera charla a la que asistimos los participantes en la marcha de Adviento del año pasado en la vecina población de Herencia.
En Ciudad Real nos dividimos por edades, y fue en el grupo de los PJ, el que estaba formado por los jóvenes de mayor edad, donde se nos explicó todo el proyecto de los DED, y por supuesto también se habló de una de las partes importantes de dicho proyecto: la financiación.
Desde este momento muchos de nosotros comenzamos a pensar en cuál podría ser nuestra manera de colaborar o conseguir fondos, y os aseguro que para algunos ya había una manera clara que podría ser interesante: colocar una barra en los bailes del vermut de la feria de nuestro pueblo.
Esta idea no era la primera vez que rondaba nuestra cabeza, pues ya en ocasiones habíamos comentado si seríamos capaces de hacerlo para financiar otros proyectos. Por el momento tendrá que seguir esperando la ampliación de la piscina del Cristo de Villajos que utilizamos en los campamentos.

El año siguió transcurriendo, y con él los encuentros y la actividad en torno a la preparación  de esos días tan especiales que viviremos el año que viene. También con el paso del tiempo comenzamos a hablar del fondo solidario que desde la Diócesis se había creado, para la ayuda a jóvenes de países con pocos medios y que quisieran asistir a la JMJ. Ahora el esfuerzo estaba sobradamente justificado, y por eso, ya en pleno mes de agosto, nos dirigimos al ayuntamiento para consultar si cabría la posibilidad de poder contar con una barra en el baile del vermut para recaudar fondos, y también como medio de información y publicidad hacia toda la gente.

Después de esto, lo que todos sabemos: trabajo, trabajo y más trabajo, pero sobre todo mucha alegría, mucha ilusión y mucha presencia de Cristo y del Espíritu entre los más de 60 jóvenes que han estado participando.

Comenzamos por las primeras reuniones para saber con qué gente contábamos para organizar los grupos de trabajo; continuamos contactando con los proveedores (hemos tratado que al menos la mayoría fuese del pueblo), los cuales nos decían que si estábamos seguros y que si sabíamos en el lío que nos estábamos metiendo, a lo que respondíamos que NO, pero que éramos mucha gente y que seguro que todo saldría adelante. Aquí me gustaría tomar unas palabras que en varias ocasiones he oído decir a nuestro Obispo Don Antonio: “Esto sólo es posible porque son cosas de Dios”.

Y entre todo el lío de los preparativos, algo de lo más importante: la confección de dos pancartas que fuesen capaces de mostrar a la gente que es lo que nos movía, porque estábamos allí y para que estábamos trabajando. Me gustaría de nuevo felicitar de manera sincera a los jóvenes que tan maravillosamente las prepararon, y que ahora tienen el honor de que su trabajo aún ande dando vueltas a lo largo de la Diócesis, sirviendo en otros pueblos para el mismo cometido para el que fueron confeccionadas.

Después con el comienzo de la feria todo fue un poco más sencillo. “Sólo” se trataba de trabajar, y lo hicimos de la mejor forma que se nos pudimos. Ahora tras la barra se oía:

“ …no queda pan para los bocadillos; ya que partes, prepara también para las tapas; esas planchas no pueden estar vacías; ya, pero sácame tú carne del frigo que se me queman las morcillas; ¿dónde habéis metido la cerveza sin?; dame un bocata de lomo y un montado de panceta; no repitáis las tapas y coger también de las freidoras; ¿cuanto cobro por un mini de blanco con sifón?; dos pinchos bien pasados, que los de antes estaban crudos; chicos recordad a la gente que hoy tocan catalanas y tenemos bastante jamón; marchando el primer mojito…”

Como decía antes sólo quedaba trabajar, todos juntos, como un equipo, como hermanos, dirigidos y acompañados por “Él”, amigo que nunca falla.
Además de haber conseguido un dinero muy interesante, estamos muy orgullosos de haber podido llevar el mensaje de que la Iglesia está viva, que los Cristianos podemos y queremos trabajar por los demás, que la juventud no está perdida y a los jóvenes nos importa Cristo, y nuestros hermanos. Hemos querido ofrecer a todo un pueblo nuestro esfuerzo, cobrando precios populares que hicieran que la gente se sintiera llamada a acudir a una fiesta que este año era especial, y que debía llevar las señas de identidad de la Iglesia de Criptana.

Me gustaría poder agradecer desde aquí de una manera especial a esas “madres” que son para nosotros, el grupo de mujeres que colaboran como cocineras en los campamentos parroquiales, acompañadas por algunas voluntarias más que también son de la Parroquia. A todas ellas no hizo falta casi ni llamarlas pues ya se habían ofrecido anteriormente para ayudarnos. Agradecer a las asociaciones de mujeres que pusieron su esfuerzo en las tortillas que nos prepararon. Agradecer al ayuntamiento, pieza clave por su implicación, que desde el primer momento nos ha apoyado en lo que hemos necesitado, y con los cuales hemos podido compartir ideas para sacarlo adelante de la mejor manera posible. También me gustaría dar las gracias a la Delegación de Jóvenes de la Diócesis por su apoyo y sus constantes mensajes de ánimo y agradecimiento; A la Parroquia y a todos los sacerdotes, pues cada uno de ellos nos ha mostrado su apoyo y han estado con nosotros, ya sea en el contacto con las personas en la calle o desde el Ambón, donde han transmitido, la buena labor que estaban llevando a cabo, un grupo de jóvenes Cristianos comprometidos.
Y como no dar las gracias a los del grifo de la cerveza, aunque no lo manejasen demasiado bien; a los que han estado en las planchas pasando calor, igual que en las freidoras; a los que han atendido las barras; a aquellos que servían los minis, preparaban el calimocho, el vermut o los mojitos; a los que cortaban el pan, preparaban los pinchos, picaban el hielo, limpiaban el suelo, cargaban las cámaras, hacian los pedidos…, a todos y cada uno de ellos:  

¡MUCHAS GRACIAS POR VUESTRA FE Y VUESTRO ESFUERZO!

Publicado por Miguel Ángel Escribano Simón
CAMINO DE SANTIAGO

El 31 de julio amaneció soleado en Campo de Criptana. Para gran parte de los habitantes de nuestro pueblo fue un día más de este caluroso verano que hemos pasado, pero un grupo de 35 jóvenes cristianos lo esperábamos con mucha ilusión, ya que era el día previsto para empezar con muchísimas expectativas y esperanzas el Camino de Santiago junto con toda la diócesis de Ciudad Real en particular, y todos los jóvenes de la Conferencia Episcopal en general.
Nuestro autobús partió hacia Santiago a las 9 de la mañana, y tras varias horas de ruta, hacia las 6,30 de la tarde llegamos al seminario de Orense desde donde iniciaríamos al día siguiente nuestro caminar a Santiago de Compostela.

El día anterior se habían repartido las funciones entre las distintas diócesis y a la nuestra le fue asignada el orden para controlar el grupo de peregrinos.
Las dos primeras etapas, tanto la del domingo 1 como la del martes 3 de agosto (el lunes 2 hubo un día de descanso en el monasterio de Oseira, marcado por las catequesis, el acto penitencial y el baño de los más atrevidos en el río), fueron larguísimas, superiores a 30 km, y partíamos del lugar de salida muy temprano, llegando a media tarde a Oseira o a Lalín respectivamente. Una vez que llegamos esos días a los puntos de destino tan solo quedó tiempo para el aseo personal y para la misa. El resto de etapas fueron de menor distancia y llegábamos a nuestros destinos para la hora de la comida, salvo el inolvidable día de Lestedo en la que a pesar de la distancia “oficial” de 18 km recorrimos muchos más. Todo se olvidó ese mismo día con una cena y velada que compartimos toda la diócesis de Ciudad Real junto a nuestro obispo D. Antonio. Me acuerdo especialmente del momento en el que todos cantamos abrazados en corro el ‘No tengo miedo a la libertad’. Igualmente, recuerdo con especial añoranza, las veladas nocturnas por los distintos bares de cada pueblo, junto a nuestros amigos de Calzada, Miguelturra, Alcázar… donde cantábamos todo tipo de canciones acompañados por las guitarras o cajas de percusión.
Al día siguiente llegó el maravilloso momento de la llegada a Santiago cantando por las calles, y en la plaza del Obradoiro. Sin lugar a dudas el momento más emocionante de toda esta peregrinación. A partir de ahí comenzó el encuentro nacional de jóvenes, en el que hubo numerosísimas actividades. La primera y más esperada fue el breve, pero intenso abrazo al apóstol Santiago en la catedral, y la posterior vigilia presidida por nuestro obispo.
El sábado por la mañana hubo catequesis en muchas iglesias, y posteriormente la misa, bien en esas iglesias o bien en la catedral, Eucaristía que contaba con la inolvidable peculiaridad de observar el vuelo del botafumeiro. Todas estas actividades fueron culminadas con los dos actos más multitudinarios de esta peregrinación: la preciosa Vigilia de Oración, el sábado por la noche en el estadio San Lázaro en la que se expuso tanto el Santísimo como la Cruz de los Jóvenes que el Papa Juan Pablo II regaló a la juventud para que la llevaran por el mundo; y la multitudinaria misa del domingo 8 de agosto en la que se llenó ese mismo estadio deportivo.
Después de esto, cada diócesis partió hacia su lugar de origen. Todos regresamos satisfechos por haber culminado este maravilloso reto y dispuestos a contar a nuestros paisanos las extraordinarias y bellísimas experiencias que habíamos vivido con miles de jóvenes de toda España. Habíamos aprendido muchas lecciones, sobre todo la de la austeridad, con las condiciones en las que estuvimos (comida, duchas) que no se puede negar que fueron incómodas, pero que nos enseñaron bastante y contrastan con este mundo de opulencia en el que vivimos.


Publicado por Luis M. Manzaneque

ALFOMBRA DEL CORPUS CHRISTI

¿Qué mejor para el gran día del Corpus Christi, en el cual Nuestro Señor Jesús Sacramentado recorre las calles de nuestro pueblo y la gente engalana éstas para recibirlo como se merece, que una gran alfombra por la cual pase Él? ¿Y qué mejor que una gran alfombra en la cual participemos aquellos que estamos orgullosos de pertenecer a la Iglesia que peregrina en Campo de Criptana? ¿Y qué mejor, y perdón por la redundancia, que estos que nos hacemos ver y sentir orgullosos de ser cristianos y seguir a Cristo, hagamos la alfombra colocando los grandes eventos que se avecinan (como son las JMJ y los DED) y que ya se avecinaron (como el Camino de Santiago) en los cuales nuestra parroquia, y otras muchas, hemos de participar y hemos participado?
No hace falta responder a estas preguntas, una a otra se van contestando. Con esta alfombra los jóvenes cristianos de Campo de Criptana hemos querido plasmar en puñados de sal tintada colocada con esmero en el suelo: el esfuerzo, la disponibilidad, el interés, la valentía, el trabajo, el cansancio, los quebraderos de cabeza, la alegría, la ilusión, la FE, de todos aquellos que en sus vidas tienen presente a Dios, dejando clara la entrega de los jóvenes. Una entrega bien plasmada con sal en el suelo para representar en la alfombra, como en nuestras vidas, que nuestro eje central es Jesús Sacramentado en la Eucaristía, que es el compañero perfecto de nuestra andadura por la vida que Dios nos ha dado, una vida en la que tenemos que cargar con nuestras cruces, nuestras penas, nuestros esfuerzos, todas ellas apaciguadas por Nuestra Madre la Virgen María, que cuida de nosotros y la cual estará siempre a nuestro lado como estuvo con Cristo hasta su muerte en la cruz. Por esta razón aparecen en la alfombra la Cruz de los jóvenes y el Icono de la Virgen, los cuales recorren el mundo entero acompañando a las Jornadas Mundiales de la Juventud. Y en la parte superior dos santos, dos testigos del amor a Cristo, del amor a la cruz, dos ejemplos para los jóvenes: a la izquierda, el patrón de las JMJ y un ejemplo a seguir por todos los jóvenes, San Rafael Arnáiz. A la derecha, S. Francisco Coll, fundador de las Dominicas de la Anunciata, congregación religiosa existente en Campo de Criptana y canonizados ambos el pasado 11 de octubre de 2009.
No puedo terminar sin agradecer a todas aquellas personas que hicimos de la alfombra una realidad. Mil y mil gracias, ya que fueron muchas las personas que participamos en la elaboración de ésta, una lista tan larga que es imposible citar el nombre de todas ellas. De nuevo mil gracias. Aunque en realidad este agradecimiento no tiene mucho sentido, ya que en aquel gran día del Corpus Christi, nos sentimos muy gratificados cuando Él pasó por encima agradeciendo nuestro esfuerzo y dándonos fuerzas nuevas para poder seguir y seguir y seguir…
Publicado por Abel Fuentes Pintado